Como es una de las zonas de nuestro hogar donde más tiempo pasamos, está claro que lo mejor es que cada detalle esté estudiado al milímetro. Así que hoy intentaremos que nuestros salones se vean más luminosos que nunca. De esta manera todavía vamos a querer estar en ellos mucho más tiempo. Simplemente con algunos pasos básicos seguro que conseguimos nuestro objetivo, tanto en los salones amplios como en aquellos que son más reducidos en espacio.
Sin duda, cuando un salón cuenta con grandes ventanales, entonces la mitad del trabajo ya está lista. Aún así, siempre tenemos que intentar que las cortinas que usemos sean muy suaves y con tejidos muy delicados para que la luz pueda pasar tranquilamente a través de las mismas. Al mismo tiempo, no hay nada como un interior pintado con los colores que nos permitirán conseguir este fin. La combinación del color blanco y del beige es una de las mejores elecciones que podemos hacer. Dos colores claros que además de aportar elegancia siempre nos dejan un lugar más luminoso.
Claro que si seguimos por el lado de los colores, entonces los pastel siempre nos ofrecerán las mejores soluciones de cara a una decoración del salón de lo más luminosa. Siempre podemos usar el blanco en los muebles principales y tapar los sofás o butacas con los colores pastel. Dentro de ellos, echaremos mano al azul y al rosa en su versión más clara. También la pintura de las paredes siempre será de gran ayuda para conseguir un entorno con más luz.
Siempre nos podemos centrar en la combinación o el juego con un solo color. Claro que como mucho, nos ayudaremos de dos pero siempre hay que tener en cuenta cuáles elegimos. En este nuevo ejemplo de salón luminoso, nos quedamos con el color azul como el principal entre el beige de nuevo. Sin duda, el azul cuenta con varios tonos que siempre están dispuestos a añadir el buen gusto y el perfecto equilibrio.
Vamos pasando poco a poco desde los colores más suaves y pastel hasta la invasión de los más llamativos. El equilibrio para seguir aumentando las dosis de luz es conseguir que entre los tonos básicos se den claras muestras de alguna tonalidad más vibrante. En este caso, con solo dos cojines a un entorno neutro, le proporcionaremos la armonía que necesitamos al mismo tiempo que la luz y claridad para un salón perfecto.