El verano es la temporada perfecta para disfrutar de la piscina, pero ¿por qué limitar el disfrute a una única temporada? Además de más días de baño, la instalación de cubiertas de piscinas en nuestro jardín implica mejorar la calidad del agua, economizar en consumo e incluso, maximizar su uso durante todo el año.
Cerca del 10% de los dueños de piscinas coinciden en lo ventajoso de tenerlas cubiertas, la clave radica en elegir un modelo de calidad, que se ajuste a nuestras necesidades.
¿Qué encontrarás aquí?
Ventajas de instalar una cubierta de piscina
La instalación de una cubierta en nuestra piscina se traduce a múltiples ventajas, la principal de todas es el ahorro; su instalación se traduce en una reducción considerable de la pérdida de agua a causa de la evaporación, sobre todo eligiendo modelos flotantes.
Eliminando la necesidad de poner continuamente la manguera para subir el nivel del agua, es inminente la disminución del gasto del servicio. Por otra parte, con menos rayos UV incidiendo de forma directa en el agua, minimizamos la degradación del cloro, elemento utilizado para su desinfección.
Menos mantenimiento
Al evitar que las hojas del jardín vayan directo a parar a la piscina, no será necesario el uso continuo del limpiador automático, por ende, del vaciado del colector de hojas, previniendo desperfectos e incidencias.
Menos cantidad de hojas en el agua, reviste igualmente en menor cantidad de materia orgánica en el agua, reduciéndose así el consumo de cloro u otra clase de desinfectante para el correcto mantenimiento del agua. La sobrecarga de los filtros y bombas queda eliminada al igual que posibles bloqueos.
Variedad para escoger
Aunque existe un sinfín de modelos para escoger, los principales tipos de cubiertas de piscina se dividen de acuerdo a ciertos criterios clave, el primero de ellos es su diseño y altura, teniendo así:
- Cubiertas de gran tamaño: están regularmente destinadas a piscinas públicas o colectivas debido a su gran dimensión.
- Cubiertas altas: sin importar el diseño, persiguen proteger tanto la piscina como su entorno.
- Cubiertas bajas: la limitada altura no impide el disfrute del baño en el interior, brindando protección aunque en menor escala que las cubiertas altas.
- Cubiertas planas: su instalación a ras del suelo las convierte en alternativa discreta, su única desventaja radica en la imposibilidad de bañarnos cuando están puestas.
- Cubiertas transitables: instaladas igualmente al ras de la piscina, ofrecen una función adicional, la de actuar como solárium, terraza o espacio para múltiples actividades.
En función del modelo elegido, las cubiertas pueden ser manuales o automáticas, entendiéndose que el funcionamiento de las primeras es realizado por una persona, mientras que el de las segundas, demanda la instalación de un sistema de apertura y cierre.
Protección y seguridad
Instalar una cubierta de piscina es acceder a un eficiente sistema de seguridad cuando hay niños y mascotas en casa; los modelos que integran llave para su apertura y cierre son los más seguros, impidiendo que los pequeños de la casa o terceros, hagan incorrecto uso de los mismos.
Los mejores fabricantes confeccionan cubiertas ajustadas a las estrictas normativas de seguridad –NF P90-308 en Europa y ASTM F1346-91 en Estados Unidos– estándares que delimitan la construcción o instalación de forma tal que garanticen el impedimento de inmersión involuntaria en menores de 5 años.