Aunque a muchos no les convenzan por su apariencia, la realidad es que existe un modo de enterrar una piscina desmontable para que se asemeje a una convencional. Una opción que no sólo parte de la estética, si no que añade mayor asequibilidad al proyecto, así como una mejor resistencia a nuestra piscina desmontable.
¿Qué encontrarás aquí?
¿Por qué enterrar una piscina desmontable?
En primer lugar, cabe decir que partimos de uno de los puntos fuertes de una piscina desmontable frente a una convencional. Es decir, su mayor asequibilidad. Si bien el coste de cavar la tierra en ambos casos sería parecido por la mano de obra, esta opción emplea materiales menos costosos. Razón por la que cualquier gasto adicional, como mucho, tendrá que ver con detalles y embellecedores que queramos añadir a la piscina.
Si bien los materiales de una piscina desmontable pueden parecer endebles, enterrarla refuerza su resistencia. El agua, en lugar de amenazar con deformar la piscina con el tiempo —aunque esté preparada para ello—, se encuentra con que la tierra comprime y compacta la estructura. Por lo tanto, incrementando la durabilidad estándar de una piscina desmontable y, consecuentemente, resultando en una mejor inversión.
Finalmente, la decisión de enterrar una piscina desmontable se convierte también en una solución más estética. Si bien su disposición convencional expone a la vista toda su estructura —tanto la depuradora como las piezas tubulares—, esta opción permite darle a la piscina desmontable la apariencia de una piscina convencional. Y, así, adaptándose coherentemente al lugar de su instalación. Pero, ¿cómo se hace?
Primer paso: escoger y preparar el terreno
Tras contactar con un profesional para evitar cualquier tipo de problema, lo principal es decidir dónde enterraremos nuestra piscina desmontable. Para ello, debemos tener en cuenta distintos factores, como por ejemplo el estado del suelo y del lugar donde se realizará la obra. Además de ser firme y estar liso y nivelado, escogiendo un espacio sin conexiones subterráneas que puedan frustrar el proyecto y causar desperfectos.
Como medidas de seguridad y prevención adicionales, también es recomendable que el lugar de instalación quede cobijado del viento y lejos de los árboles. Ya que, de lo contrario, nuestra piscina podría llenarse fácilmente de hojas que, en exceso, podrían obstruir la depuradora. En cuanto a la seguridad, nunca bajo cableado eléctrico por razones más que obvias y por el bien de nuestra integridad física.
Segundo paso: iniciar las obras
Tras escoger el lugar idóneo para enterrarla, será preciso tener en cuenta las medidas de la piscina desmontable y del agujero donde se ubicará. Aproximadamente, con un margen de al menos un metro entre el volumen del agujero y el espacio que ocupa la piscina para poder construir el muro. Lo mismo en relación a la profundidad del agujero excavado, dejando unos centímetros de margen para nivelar el skimmer y la escalera.
Una vez excavada la tierra con las medidas adecuadas, será momento de aplicar una capa de hormigón en el fondo sobre el que se situará piscina. Ésta, además de ser lo suficientemente espesa, deberá alisarse y nivelarse perfectamente. Recomendando con ello colocar mantas o planchas de protección sobre la solera construida para evitar desperfectos y daños en la lona o liner de nuestra piscina desmontable.
Tercer paso: emplazar y reforzar la piscina
Acto seguido, deberemos armar la piscina desmontable y llenarla de agua siguiendo las instrucciones del fabricante y como si lo hiciéramos sobre la superficie. Para ello, además, deberemos asegurar sus tuberías debidamente, dado que después estarán bajo tierra. Y, para evitar nuevamente daños en el liner, adherir más protección a la lona —normalmente, planchas de poliestireno expandido— antes del siguiente paso.
Finalmente, una vez tengamos la piscina desmontable bien protegida y situado en su lugar correcto, tocará rellenar con hormigón el espacio vacío entre la tierra y la piscina. De capa en capa y poco a poco, tratando de cubrir todo cuanto sea necesario con el objetivo de evitar desprendimientos de tierra sobre la piscina desmontable. Por lo general, con hormigón pobre y en la cantidad que se considere necesaria.
¿Requiere mantenimiento?
Evidentemente, como cualquier piscina, las piscinas desmontables también exigen de cierto mantenimiento. Además de comprobar que no haya sufrido desperfectos de vez en cuando —en la lona, las escaleras o el sistema de filtración—, manteniéndola siempre llena de agua y analizando sus niveles de PH y cloro regularmente. En caso de agua sucia, solicitando los productos adecuados para nuestra piscina en particular.
Una actividad que no sólo debe inmiscuirnos en verano, sino que también debe llevarse a cabo en invierno. Durante la época más fría del año, también manteniendo la piscina llena de agua —aunque en un nivel inferior al normal—, sin olvidar algunos químicos a añadir para resistir la temporada bajo su tapa o cobertura. Desconectando y guardando la depuradora y revisando el nivel de agua y suciedad con cierta frecuencia.