En los tiempos actuales donde la competitividad es extrema ya nadie duda que proyectar sobre el público en general, y a nuestros clientes en particular, una imagen corporativa o comercial que sea llamativa, original y con un toque diferencial es muy importante y en muchos casos puede ser crucial y llegar a marcar el camino al éxito de la propia actividad.
Locales comerciales, despachos profesionales, oficinas, comercios a pie de calle han tenido que dedicar recursos, tiempo y dinero en la decoración de cristaleras y escaparates en muchos casos con resultados anodinos y poco llamativos y con el problema añadido de la dificultad para su renovación y mantenimiento.
La aparición de los vinilos adhesivos supuso un gran cambio en la imagen de los establecimientos, incorporando a la publicidad otros elementos como vehículos, suelos, puertas, despachos…
La evolución de estos productos y la llegada de los vinilos ácidos ha sido un avance espectacular, y por ahora imprescindible, para reforzar los proyectos integrales de identidad corporativa, convirtiéndose en una publicidad diferencial, única para cada negocio o comercio y lo que es muy importante a unos precios muy asequibles.
Los vinilos ácidos, son también llamados vinilos arenados, se diferencian de los demás por ser polímeros translúcidos que permiten que la luz los atraviese, pero pudiéndose escoger hasta cierto punto la opacidad que facilitan a las superficies donde son instalados, mayoritariamente cristal, aunque se puede adecuar su uso en múltiples formas y posibilidades.
Estos vinilos reciben su nombre por la imitación de las técnicas que los cristaleros utilizan aplicando ácidos para que los cristales abandonaran su transparencia para convertirse en traslucidos. La ventajas que aportan los vinilos ácidos o arenados son evidentes, su actuación sobre el cristal es reversible, sus sustitución no solo es económica es que además es muy fácil de realizar y los residuos son mínimos y el efecto sobre el cristal inapreciable.
Por supuesto existen varios tipos de vinilos ácidos en función de donde se van a instalar y el uso para el que se necesiten. También pueden utilizarse tanto por el interior como por el exterior del escaparate o cristal en el que se van a colocar
Los que se destinan a escaparates y cristales interiores son muy similares y se diferencian en su grosor y en la preparación para recibir el impacto, del frio, el calor y del sol.
El grado de opacidad para un escaparate es normalmente menor, ya que en definitiva es un complemento para potenciar lo que se muestra, mientras que, para locales comerciales como clínicas dentales, centros estéticos y de salud, se busca conjugar el impacto publicitario y decorativo con el mantenimiento de un nivel apropiado de privacidad combinando luz, opacidad y el uso vinilos impresos.
Gestorías, despachos profesionales, abogados y empresas en general con cristalería a vista de la calle, suelen apostar más por dar a conocer su nombre, logotipo o cualquier otro signo diferencial que refuerce su imagen de marca. Estos formatos son normalmente los aplicados también para interiores de oficinas, despachos y mamparas que separan espacios de trabajo en los que hay que conjugar operatividad, con zonas de mayor privacidad pero siempre con un resultado elegante, moderno y confortable.
Existen también los vinilos al ácido totalmente impresos, evidentemente son opacos, pero se está desarrollando con mucha fuerza su uso, tanto como elemento puramente publicitario en carteleras exteriores, escaparates, fachadas como puramente decorativo en suelos, puertas, electrodomésticos y paredes tanto a nivel empresarial como particular, han llegado a nuestros domicilios para quedarse.