Lo más habitual cuando entramos en la habitación de un bebé es que la decoración sea de color rosa (en caso de que sea niña), azul (en caso de que sea niño), amarillo o verde. Pero si quieres darle al cuarto de tu bebé un toque de serenidad, elegancia y buen gusto el color clave es el gris.
Una habitación de bebé de este color sorprenderá a las visitas, ya que se rompe con lo establecido y dará un aspecto más relajado y apto para el descando a la estancia. Pero hay que elegir el tono adecuado, combinarlo con otros colores y no abusar de este color para evitar hacar que la habitación infantil se convierta en un lugar triste y apagado.
Una buena idea será combinar el gris con otros dos colores más: uno que sea más claro para mezclarlo en las grandes superficies y otro más llamativo para los elementos decorativos del espacio. En cualquier caso, para evitar que quede una estancia demasiado apagada y triste apuesta por un tono gris claro.