Nos gustan los colores y eso se nota en cada decoración que mencionamos. Es por ello que hoy nos vamos a centrar en dos colores para poder darle una nueva vida a nuestro salón. Una manera perfecta para poder hacer la distinción de lo que son los espacios abiertos o bien, para añadir originalidad a un salón cerrado. Todo sirve siempre y cuando combinemos tonos que vayan acorde al resultado que queremos mostrar. ¡No te pierdas todo lo que tenemos para ti!.
En primer lugar contamos con un salón de estilo clásico. Los muebles y sus acabado ya hablan por sí solos. Al mismo tiempo, vemos cómo los colores también se pueden conjugar, sea el estilo de decoración que sea. Como el marrón más intenso es uno de los grandes protagonistas, nada como ayudarle a brillar todavía más de la mano de un intenso color rojo. Esta tonalidad se apoderará de la pared principal del lugar. Una manera que así sabremos cuál es el lugar privilegiado. El resto de paredes se puede combinar en tono beige o arena y dejar que el techo se quede en blanco.
Los colores marrones y sus tonalidades también invaden un lugar como éste. El salón está dispuesto a ofrecernos un entorno elegante y moderno gracias a estar siempre adornado de un tono neutro como el marrón. Es una manera perfecta de combinar un gran espacio abierto pero que queremos dividir. Así tendremos el comedor con una tonalidad más clara en sus paredes y como no, el salón se deja llevar por un marrón más oscuro. Eso sí, en ambas opciones tendremos que añadir el blanco para terminar la perfecta decoración.
Un color verde limón se puede unir con otro más apagado. Como vemos, la combinación de los muebles en color y los tonos de la pared dice mucho de una decoración como ésta. La originalidad está más que presente en un ambiente con gran equilibrio y armonía. El blanco y las líneas sencillas respetan la combinación de los dos colores.
Atrás queda la moda de pintar cada habitación de un solo color. Aquí vemos cómo también se pueden añadir tonos muy variados y quedar como resultado un lugar de lo más entrañable. En este caso, el pequeño salón disfruta de las paredes en color blanco. Aunque para terminar de ser decorado, nada como añadir un precioso verde en una de las paredes. De este modo se le está dando un poco de profundidad al lugar.