Además de las técnicas de decoración que emplean el feng shui, también las hay que siguen la sabiduría zen. Este estilo exige despojamiento, sobriedad, luminosidad y simpleza. Se busca lograr ambientes armónicos, equilibrados que inviten a la meditación y la paz. Este estilo es todo lo opuesto al rústico, se aleja del ornamento excesivo.
El uso de los colores es una de las principales características del estilo zen. Se debe emplear el blanco y la gama de los tonos ocres llegando hasta el beige. En cuanto a los materiales los más utilizados son la madera natural sobre todo la de haya y bambú. Los muebles deben ser simples, de formas rectas y puras. Se da preferencia al orden y todo lo que contribuya a este.
La habitación principal de la casa según esta filosofía es el salón. En ella se debe emplear colores claros que iluminen y den amplitud, pudiendo prescindir de los cuadros si la textura de las paredes lo permite. Los objetos decorativos deber ser pocos y elegidos cuidadosamente.
En el dormitorio se debe buscar la tranquilidad y la pureza, por eso se suelen pintar las paredes de blanco. En la cocina y el baño también las paredes serán blancas, bien con fornica o con azulejos.