Los niños necesitan estar en contacto con la naturaleza para poder desarrollarse mejor; ayuda a conocer nuevas texturas, nuevos olores, etc., aunque es cierto que muchas veces se manchan más de la cuenta. Esta relación que se establece entre el niño y la naturaleza viviendo en un pueblo es más fácil que en la ciudad. Pero todo tiene solución.
Si vives en la ciudad y eres de los afortunados que tiene jardín, reserva un espacio para el niño, que tenga su propio lugar de juegos en el jardín igual que lo tiene dentro de la casa. Una buena opción, aunque no la más sencilla, es incluir un arenero; pero otra opción más sencilla es comprarles una casita para que jueguen en ella. Las hay de varios tamaños y con varias formas: cabaña, casa, castillo, granja, etc.
Además para que el niño entre en contacto con las plantas podemos animarle a que nos ayude a cuidar el jardín, encargándole pequeñas tareas, de esta manera aprenderán a ser responsables. También puedes inventarte juegos en los que ellos aprendan alguna cosa, como construir un espantapájaros, pintar piedras, coger mariquitas, etc.
Una forma sencilla de divertirte con tus hijos a la vez que ellos aprenden