Si los muebles y los detalles decorativos son los que pueden añadir color a la decoración de salones, bien es cierto que las paredes también pueden ser protagonistas de ella. Gracias a su color podemos darle un nuevo brillo a cada salón o sala de estar. Es por ello que aquí te mostramos algunos ejemplos que podrás copiar para lucir un nuevo interior. Descubre todo lo que tenemos para ti y comienza la temporada con un nuevo salón.
De cara al verano está claro que uno de los colores principales es el azul. Dentro de él tenemos un amplio abanico de posibilidades y en este caso nos hemos decantado por un color marino que sin duda, quedará estupendo con muebles y detalles más claros. Recuerda que el color blanco siempre será tu mejor aliado para poder combinar con un salón como éste. Además, puedes hacer combinaciones muy delicadas si también mezclas tonalidades.
Otro de los colores que no pueden faltar en nuestra decoración de salones es el amarillo. Sin duda, es una de las tonalidades más especiales para darle más vida a nuestra habitación. Por eso, siempre nos podemos ayudar de una pared pintada en color amarillo. Lo mismo ocurre que con el color anterior, ya que una vez más lo podemos combinar con el color blanco y hasta el rosa o azul para darle más vida.
Dentro de un salón en color blanco siempre podemos añadir un poco de esperanza que partirá del color verde. Además, será perfecto para unos sofás en blanco y dejar que una alfombra o los cojines añadan más colorido a la estancia. De esta manera, tendremos un resultado de lo más brillante y será perfecto para los salones más pequeños.
La combinación de colores llamativos nos deja un entorno de lo más brillante y alegre, es por ello que siempre los necesitamos en nuestro día a día. El naranja junto con el rojo, suelen ser de esos colores que marcan un entorno muy vibrante. Además se pueden combinar con el color amarillo que podrás añadir en los cojines o detalles.
El color malva también se perfila como otro de los destacados para los salones más elegantes. Puedes optar por un color lila o violeta que dejarás que se combine con el blanco. De esta manera además de la pared en color podrás añadir algún sofá o butaca en este tono, así también los cojines se dejarán ver gracias a este color pero siempre manteniendo un equilibrio con el blanco.